Mi confrontación con la docencia

Estimada Maricruz y compañeros:

Les saludos y les comparto un documento que hice en el primer módulo de esta especialidad ya hora que se nos pide que lo retomemos y lo compartamos a través de este blog; al leerlo, recordé espectativas ahí planteadas y que se relacionan con esta especialidad y veo en mí progresos y eso me motiva a seguir adelante y estoy conciente que mucho de lo que hoy he aprendido se lo debo a las retroalimentaciones que tan amablemente me han hecho los tutores y ustedes compañeros. Gracias a todos.

Actividad 1, Unidad 1

MI confrontación con la docencia

Verónica Laura Martínez Godínez

Grupo 128

Inicié en la docencia hace 31 años, soy Licenciada en Geografía, egresada de la UNAM; durante algunos años trabajé como geógrafa en empresas privadas como ICA y Aerofoto; mi trabajo en estas empresas me permitió recorrer gran parte de nuestro país y además verlo en toda su crudeza y hermosura. Crudeza porque llegué a lugares paupérrimos donde los indígenas o los campesinos no tienen nada más que lo que traen puesto, pero eso sí muchas ganas de trabajar y belleza por todos los paisajes y riquezas que admiré de México.  Una vez que me casé y tuve a mis hijas se me dificultó seguir viajando y encontré la posibilidad de impartir clases a nivel Secundaria y Preparatoria y empezó mi aventura en esta mi segunda profesión. Al inicio como todo lo que uno comienza me fue difícil sobre todo por el manejo de la disciplina de los estudiantes y del saber qué hacer para que las clases les fueran más interesantes y comencé a comprar libros de didáctica de la geografía, de la historia, de las ciencia sociales y encontré que no había muchos documentos; sí los había de enseñanza de las matemáticas y de la química, pero de geografía, encontré uno que otro de origen español. Pero al final siempre me daba cuenta que no había recetas de cocina y de verdad que “echando a perder se aprende” (ensayo y error). Siempre he trabajado en colegios particulares, nunca en escuelas públicas y me ha tocado de todo, desde las muy rígidas hasta las más “light”. Lo que observo, no es tanto como son los estudiantes, porque en general son muy transparentes, juguetones, intentando salir adelante, con tristezas, con enojos, con competencias, son más nobles, más moldeables, en fin. Lo que a veces es más complejo –desde mis vivencias- en el quehacer del maestro es la relación con el personal administrativo,  con los padres de familia o con otros maestros porque a veces el manejo de los reglamentos no es el adecuado, porque hay intereses económicos más que educativos, porque a veces prevalece “el ahí se va” y no el trabajo, en fin solo son unos ejemplos. Dentro de esta complejidad, siempre he intentado que mi trabajo con los estudiantes vaya mejorando, aunque he tenido baches: Me costó trabajo tomar la decisión para cambiar de nivel educativo, sobre todo cuando empecé a dar clases en posgrado porque decía: Qué le voy a enseñar a maestros normalistas con tanta experiencia. Pero me di cuenta que siempre tenemos algo que compartir y algo o mucho que aprender de los demás.

Ahora, me regreso en el tiempo y veo mis inicios, me veo hoy y me pienso en el futuro y noto que he cambiado en varias cosas y seguiré cambiando, porque si algo me queda claro es que todo cambia, pero veo que en esencia soy la misma. ¿Qué he cambiado de mi práctica? Las formas de hacer planeación que se nos exigen son diferentes,  porque ahora son nos piden más elementos y ya no son por “objetivos” sino por competencias.  Se nos pide incorporar distintas herramientas y procedimientos como el uso de computadora, cañón, e Internet. Cuando estoy frente a grupo noto que los estudiantes aprenden a partir de otros estímulos (a diferencia de estudiantes de hace 20 años); ya no son tan pasivos como los de otras generaciones, es decir, ahora se atreven a preguntar más, saben más datos, más información, pero quizá son menos reflexivos y en ocasiones tienen menos sustentos para defender sus ideas. Ahora los estudiantes quieren que todo sea rápido, se aburren muy rápido, no leen mucho y menos con detenimiento. Esto hace  que uno como profesor prepare muchos y diversos materiales para que los alumnos puedan estar ocupados. En qué no he cambiado: sigo siendo muy idealista, creo que el estudiante jovencito, juguetón, inquieto y poco interesado en mi materia, en el futuro va a crecer y lo veré serio, responsable, con familia, trabajando (tengo estudiantes que he saludado después de varios años y casi todos son casados y me saludan con afecto y me dicen que se acuerdan de cosas que yo les decía y que les “enseñaron”, pero que yo no fui consiente de ello). Tampoco he cambiado mi deseo de seguir aprendiendo para tener que “enseñarles” a mis estudiantes.

Esto me ha obligado a seguir preparando en lo didáctico, pero también en la parte teórico conceptual acerca de qué es el conocimiento, las distintas explicaciones de cómo se aprende, de las formas de enseñanza o de diseño curricular, pero lo que más me ha llamado la atención es leer y aprender acerca de los fines de la educación, del aprendizaje, del desarrollo y formación del alumno para que se desempeñe funcionalmente como estudiante o en su momento como trabajador. Me doy cuenta que mi práctica ha cambiado y seguirá cambiando a partir de que yo cambie como persona y como profesionista; si yo cambio, cambia el mundo. Ahora soy más consiente de mi rol profesional como formadora y no sólo como trabajadora; mi reto es hacer que el alumno aprenda cómo aprender, a que sea una persona crítica, un buen ciudadano. Quiero contribuir a que el gremio docente sea revalorado socialmente y esto se irá logrando sólo a partir de que el alumno, y el padre de familia reconozca que verdaderamente hago mi trabajo de manera diferente.

Por eso hoy día estoy en esta especialidad de PROFORDEMS y estoy aprendiendo a manejar algunas herramientas de la Web 2.0 para incorporarlas en mi quehacer docente y estar a la altura de lo que mis alumnos como nativos digitales que son, saben hacer y yo no me puedo quedar atrás.